Interiorízate

Entrar a tu interior es la MEJOR manera de meditar (interiorízate), de hacer silencio interior, de estar contigo; pero, sobre qué hay que reflexionar cuando entras en ti, la respuesta es sencilla… sobre aquello que te repitas una y otra vez en tu mente, sobre aquello que te quejas, sobre aquello que no te sale bien, sobre aquello en lo que tus emociones se desbordan, sobre aquello que no te gusta de ti o de los demás y un sinfín de temas, que sólo con querer conocerte un poco más, encontrarás material para trabajar en ti.

Mi experiencia sobre reflexionar de todo aquello que me sucede, me ha llevado a encontrar paz, a dejarme de juzgar, a dejar el enojo o cualquier emoción que sólo me lleva o me ha llevado a dramatizar, a no soltar o a vivir culpando a los demás por todo lo que me sucede.

Al principio me preguntaba: ¿me dolerá? ¿Será difícil hacerlo? ¿Tengo el tiempo para hacerlo? ¿Qué voy a dejar? ¿Pero nunca lo he hecho, cómo lo voy a hacer?

Todas estas preguntas o dudas eran mi miedo, mi ego, mi falta de interés por estar bien y sobretodo el postergar el camino a mi felicidad y a mi paz interior. Y las preguntas, acaso me las contesté,  por supuesto que sí. 

¿Dolerá? No como un dolor cuando un órgano está inflamado o cuando tienes alguna herida física, es un buen dolor, un dolor que te permite desahogarte, llorar, vaciar ese cúmulo de sentimientos y emociones que te ahogan, es un dolor que te da cansancio, como cuando haces mucho ejercicio, pero que después viene la soltura.

¿Será difícil hacerlo? Aquí estoy, escribiéndote mi experiencia e invitándote a vivir un cambio. Lo difícil fue no hacerlo, lo difícil fue no querer darme el tiempo de cambiarme, de mejorarme, de regalarme una hora o quizá menos al día, lo difícil, fue evadirme por mucho tiempo y culpar o hacer responsable a los demás de mi vida. Lo difícil fue nunca confrontarme y llenarme de actividades, de trabajo, de pretextos y de tonteras para no resolverme.

¿Tengo el tiempo para hacerlo? Claro que sí, sin embargo, es importante que quieras hacerlo, aunque sea sólo unos minutos al día, lo importante es querer hacerlo y encontrar un espacio como cuando ves la TV, lo importante es comprometerte a cambiar. Tal vez no sepas cómo, pero al pedírselo al universo empezarán a llegar las respuestas y el tiempo y  después esos minutos que le dedicabas al día, se convertirán en un hábito y cuando vayas manejando, en la cola del camión, en el súper o en cualquier momento, te irás preguntando todas tus dudas, tus miedos y por añadidura, las respuestas llegarán y tu paz, también.

¿Qué voy a dejar? Al que se queja y culpa o responsabiliza a los demás por sus dramas o tragedias, vas a dejar la TV, la vida vacía que a la mejor vivas, vas a dejar a tu ego, a tu sombra; para encontrarte a ti mismo y vivir una mejor faceta de lo que ya eres.

Hoy te invito a que hagas tu primera inmersión a ti: ¿Me interesa dedicar un tiempo a la semana, al día, para conocerme y dejar el estrés, dejar los miedos, las emociones y pensamientos que no me llevan a nada? ¿Me interesa ser una persona nueva, libre, con momentos de alegría cada vez mayores?

 Si la respuesta es sí. Entonces busca quién te eche la mano, busca el curso, terapia que te ayude a ver lo que te has negado ver por mucho tiempo.

Recuerda, entrar a tu interior, es ser sincero contigo mismo y no decir que todo está bien, porque no quieres comprometerte contigo o porque te da miedo conocer las respuestas o porque quizá alguna vez lo intentaste y no dio resultado. La sinceridad es la clave para transformarte. Se objetivo, amable, ten apertura y aunque no te guste lo que veas o sientas, confróntate y resuélvete.

Anota en un diario todos tus descubrimientos, sin juzgarlos o bien sin decir nuevamente y para qué, mejor vuelvo a ocultar todo aquello que me cause incomodidad. Atrévete a dar ese paso, a entrar a tu interior.

Con cariño y amor.

REFLEXIÓN: LLORAR, SOLTAR

¿Cuánto dolor hay dentro de ti? ¿Cuánto haz callado? ¿Qué emociones no quieres reconocer en ti? ¿Qué no quieres decirte a ti mismo?

Estas son algunas de las preguntas que necesitas contestarte y que quizá has dejado en el closet de tus emociones. Ya llega el momento de hacerles frente, de conocerte, de hablarte con la verdad. El hacerlo te dará paz, tranquilidad y calma; pero cómo lo hago. ¡Fácil! El llanto, las lágrimas son la medicina idónea para abrir el corazón, para abrirte e ir descubriendo ese inmenso dolor que guardas dentro de ti. Para poder llorar es necesario que también sueltes y soltar significa dejar de controlar las cosas, es fluir y avanzar hacia lo que la vida tiene para ti, es permitirte sacar ese cúmulo de sentimientos y emociones, es querer resolverte y enfrentarte porque ya llegó el momento de sanar, de estar bien, de vivir en libertad. 

Es abrir un espacio para ti y con humildad hablar con esa fuerza Universal, con Dios, con tus ángeles y decirles todo eso que cargas, que ya no puedes y que se los entregas porque necesitas paz, amor y sobre todo tranquilidad. Les pides que ya el momento llegó, les pides soltar, porque los lastres que cargas te están aplastando, ahogando y deteniendo a alcanzar aquello que tanto anhelas. Es simplemente RENDIRTE y pedirle a Dios que se haga su voluntad, que te muestre el camino para tener claridad y ver, aunque duela, aquello que has querido guardar porque tal vez no te dabas cuenta, porque tal vez creías que al guardarlo se iba a solucionar solo, que el tiempo lo puede todo. Pero no, no fue así y hoy es necesario e inminente: LLORAR, SOLTAR.

Te invito a realizar la reflexión de esta semana.

No olvides que las lágrimas son muy sanadoras y verás que en un tiempo corto te sentirás muy en paz.

Con todo  mi cariño,

Yeye

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